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Si ya de por sí la Conferencia de Presidentes nunca ha sido del agrado del nacionalismo vasco, defensor de la bilateralidad con el Estado frente ... a un órgano multilateral que iguala a Euskadi con el resto de comunidades, lo vivido este viernes en Barcelona ha desalentado a Imanol Pradales hasta el punto de dejar en el aire su participación en próximas reuniones. El lehendakari ha salido «triste, preocupado y decepcionado» de una cumbre que no sólo ha acabado sin ningún acuerdo, como era de esperar, sino que también ha convertido de golpe y porrazo al euskera en un arma arrojadiza más en la crispada y polarizada política nacional.
El inédito plantón de Isabel Díaz Ayuso cuando el mandatario vasco ha comenzado a hablar en euskera, tal y como estaba expresamente permitido y garantizado con un sistema de traducción simultánea, ha sido la puntilla a una reunión que se ha quedado lejos de revelar la imagen de normalidad institucional que buscaba el Gobierno. Si acaso ha permitido a Pedro Sánchez apartar por un día de la agenda política los supuestos escándalos de corrupción que rodean a su partido y a su Gabinete, pero no ha servido para nada tangible en ninguna de las múltiples materias a debate. Los representantes de PSOE y PP no han hecho más que recrudecer su guerra hasta alcanzar un escenario de ruptura total.
Se ha podido ver en el fondo, dada la falta de consenso en temas como la financiación autonómica, la vivienda, la energía y la inmigración. Pero también, y sobre todo, en las formas, con una Ayuso protagonista absoluta de los dos incidentes que han marcado la jornada. El primero, nada más llegar al Palacio de Pedralbes, cuando ha tenido un encontronazo con la ministra de Sanidad, Mónica García, a la que ha preguntado si iba a saludar a «una asesina», en alusión a las críticas de Más Madrid por la muerte de ancianos en residencias durante la pandemia; y el segundo, ya en la propia reunión, cuando se ha levantado de la mesa al comenzar Pradales a intervenir primero en catalán como guiño al anfitrión Salvador Illa y después en euskera.
Ayuso ha abandonado la sala hasta el siguiente turno, pero no ha sido la única mandataria que ha boicoteado el discurso del lehendakari. Otros seis presidentes autonómicos (los de Comunidad Valenciana, Castilla y León, Aragón, Región de Murcia, Extremadura y Melilla), todos del PP, se han negado a ponerse el auricular. Los demás sí lo han hecho. Es más, luego el también popular Alfonso Rueda ha intervenido en gallego y ha reivindicado el «privilegio» de tener dos idiomas; la navarra María Chivite ha hablado brevemente en euskera pese a no dominarlo; y el asturiano Adrián Barbón incluso se ha arrancado en bable, que ni siquiera ha alcanzado la oficialidad. Ayuso, sin embargo, no ha vuelto a irse.
Pradales se ha mostrado muy crítico a puerta cerrada, pero luego ha querido exteriorizar su indignación ante los medios. En un duro pronunciamiento, ha cargado contra el «numerito» de la presidenta madrileña, «una intolerable falta de respeto», y ha criticado que en su actitud y en la del resto de compañeros que han boicoteado la intervención «subyace una forma intolerante y monocolor de entender la sociedad». «Yo no quiero vivir en un país en el que puedes tomar cañas en libertad pero no puedes hablar en tu idioma con esa misma libertad», ha añadido en referencia a una de las máximas de la baronesa del PP durante la pandemia que la catapultó al liderazgo.
Frente a una Ayuso que ha arremetido contra el «esperpento» y la «maniobra del pinganillo» para reafirmarse en su actitud, el lehendakari ha lamentado un «pensamiento anacrónico y retrógrado» que le recuerda a la prohibición del euskera en la dictadura franquista. Tampoco ha ocultado que este comportamiento «no ayuda en absoluto a mantener relaciones normalizadas y adecuadas entre distintas fuerzas políticas». Un nuevo aviso a navegantes del PNV al PP para que no dinamite los puentes, no vaya a ser que el día de mañana necesite sus votos para regresar a La Moncloa.
Pradales se ha comprometido a «seguir hablando en euskera con normalidad en todos los foros oficiales», aunque al mismo tiempo ha puesto en duda su participación en la próxima Conferencia de Presidentes, que se celebrará en Asturias en una fecha por determinar. «Nosotros hemos venido por respeto institucional y con espíritu constructivo y propositivo, pero visto lo visto no sé si merece la pena volver...», ha lanzado.
Ha reivindicado la Comisión Bilateral entre los gobiernos vasco y central, en la que «se avanza lento, pero se avanza» en contraposición a una Conferencia de Presidentes en la que, por si fuera poco, todas sus propuestas han quedado en agua de borrajas. El lehendakari ha planteado medidas sobre energía, inmigración, vivienda, educación, infraestructuras, sanidad y dependencia, pero ninguna se ha traducido en acuerdo. Si acaso Pradales se ha felicitado de haber «abierto el debate» sobre la inversión en redes eléctricas para la industria, un planteamiento que ha recibido el criterio favorable de Cataluña, Navarra, Asturias (del PSOE) y Cantabria (del PP).
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