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Centenares de personas se han reunido este domingo en la Herriko Plaza de La Quadra para celebrar la 'txarriboda' popular, organizada por el Ayuntamiento de ... Güeñes con el fin de mantener vivo el ancestral rito de la matanza del cerdo. El festejo ha comenzado a las 11.00 horas con el sol de fondo y una temperatura agradable, lo que ha animado a los vecinos de pueblos de alrededor a pasar la jornada en familia. Y lo cierto es que como Lorenzo se ha animado a salir, la tradición ha lucido más.
Cuadrillas de amigos y familias enteras han asistido al rito para conocer el proceso de chamuscado, lavado, raspado, vaciado y descuartizamiento del animal entre vasos de sidra, gildas y pintxos de queso, porque la representación también ha aunado gastronomía y vecindad. Algunos ciclistas que se encontraban de ruta por la zona, incluso, se han animado a hacer una parada para disfrutar de un txoripan en la hora del 'hamaiketako'.
«De ahí sale el jamón», le decía una madre a su hijo que parecía no comprender el rito. «¡Pobre cerdito!», comentaban otros niños que miraban con asombro el proceso. Algunos asistentes, sin embargo, observaban el rito con naturalidad, como si lo hubieran vivido toda la vida. Y así es. «He visto muchas veces matar cerdos porque mis padres son de un pueblo de Galicia. Allí se hacía la matanza también, pero es diferente, porque no lo queman ni lo chamuscan, se hace con agua caliente y lo rascan. Es la primera vez que veo una matanza aquí y me parece curiosa la experiencia», explica Raquel Rivas, vecina de Sestao, que miraba las distintas fases junto a una acompañante.
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Segundo Delgado, de Barakaldo, ya es veterano en el festejo. «He venido tres o cuatro años. En esta ocasión es una cerda, por lo que es más pequeña. A principio de mes estuve en la feria de San Blas de Llodio y el animal era de unos 400 y pico kilos, una bestia. Estas tradiciones se mantienen en los pueblos, pero en las ciudades no. Si no lo has vivido desde niño, es difícil. A saber si sigue en pie», comenta.
La jornada ha contado con una degustación de alubias de Gernika y de Tolosa a un euro la ración y pintxos de morcilla. No han faltado los puestos de verduras, hortalizas, gildas, dulces artesanos y embutidos. También se han vendido papeletas para el sorteo de lotes de cerdo envasados y se ha disputado una quiniela para acertar el peso del animal. Además, los más pequeños han podido disfrutar de un taller de txoripan. Una vez que se ha realizado el lavado del cerdo, han procedido al siguiente paso: abrir el animal en canal para después descuartizarlo.
Mientras algunas personas miraban con atención la parte final del proceso, otras paseaban por los puestos de la feria para fichar productos artesanos. «Esta fiesta puede gustar mucho o todo lo contrario. A la gente que es animalista le desagrada. Los que siguen la tradición de la 'txarriboda' no suelen fallar, pero es cierto que es una feria muy peculiar y distinta al resto. Aún así, la gente que viene compra, así que es un buen día para nosotras. El tiempo ha acompañado», celebraba Edurne Asensio desde su puesto de frutas y verduras, con el que lleva ocho años.
El evento ha vuelto a tener un toque solidario de la mano del grupo de voluntariado joven Gugaz, el servicio de juventud del Ayuntamiento de Güeñes. Desde que comenzó la 'txarriboda', dedicaron un stand de la feria a recaudar fondos para una asociación de Senegal con el objetivo de fomentar actividades culturales para los jóvenes de allí.
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