
Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Soñamos con escapar de un castillo. Con alguien que nos acompaña en un hospital donde no sabemos cómo hemos llegado. Con uno de esos polvos ... memorables. O nos vemos en una caída al vacío que dura una eternidad. Sigmund Freud defendió que los sueños son la expresión de deseos ocultos en el subconsciente y Carl Jung veía modelarse en ellos nuestra personalidad. Pero, ¿tienen una función biológica? ¿Son útiles los sueños para nuestra supervivencia?
La neurofisióloga Ainhoa Álvarez Ruiz de Larrinaga explica que «soñar, y en especial el sueño más estructurado, que es el de la fase REM, está relacionado con el equilibrio emocional porque da salida a frustraciones y conflictos que tenemos con nosotros mismos. No sabemos muy bien cómo pero parece que nos ayuda a gestionarlos mejor». La presidenta de la Sociedad Española de Sueño (SES) recalca que «nuestro cerebro está activo, tanto cuando estamos despiertos como cuando estamos dormidos, y también cuando no nos acordamos».
Hay pruebas de todo esto. «Se han hecho estudios en que no se deja a un grupo de personas llegar a la fase REM y se comprueba que emocionalmente están peor». Hay otros beneficios de esa famosa fase. «También favorece la memoria a largo plazo», detalla la neurofisióloga clínica de la OSI Araba. ¿Este es el motivo por el que siempre nos decían que estudiar la víspera no sirve? ¡Pues no era verdad! «En fase 2, que no es REM, ya mejora la memoria a corto plazo y ahí podría ayudar en un examen al día siguiente pero, si no llegamos a REM, es seguro que una semana después no nos acordaremos de nada. Si quieres aprenderlo de verdad, es necesario alcanzarla». Así que seguramente aprobaremos tirando de las vísperas. Pero como herramienta de estudio viene a estar casi a la par con las chuletas.
Va quedando claro que, como casi todo, esos dos tercios de la vida que nos pasamos durmiendo tienen su por qué, también desde un punto de vista biológico. Las fases, que se repiten de forma cíclica, duran en conjunto -en personas sin trastornos del sueño- unos 90 minutos. En cada una de esas etapas el efecto biológico es diferente.
Fase N1, no REM
Nuestro cerebro reduce su actividad, ayudado por la melatonina. Es el adormecimiento. Llegan pensamientos fugaces, ideas creativas, que pueden recordarse a retazos. Aquí es cuando pasan por nuestra cabeza algunas de las experiencias recientes, una especie de marcaje de pequeñas inquietudes. Esta fase parece ayudar a que podamos encontrar soluciones innovadoras para esos asuntos. También sirve para cimentar la memoria explícita a corto plazo.
Fase N2, no REM
Es el sueño ligero, donde se reduce aún más la actividad cerebral. Aparecen unos patrones específicos en el registro electroencefalográfico. Se llaman 'complejos k' y son ráfagas breves de actividad cerebral, con un huso, una cadencia. Se cree que regulan el sueño, consolidan la memoria a corto plazo y mejoran las habilidades motoras y espaciales.
Fase N3, no REM
Sueño profundo, más complejo y que ya no sólo pivota sobre recuerdos recientes. Surgen las ondas delta -en fases anteriores son ondas theta-, con las que el cuerpo elimina desechos, como proteínas asociadas a la progresión de enfermedades como el alzhéimer. En esta fase se fortalece el sistema inmune y la musculatura. Se liberan hormonas. También mejora la memoria declarativa y la que rige nuestros actos automáticos.
Fase REM
Llegamos a Rapid Eye Movement, REM. Son los movimientos rápidos del ojo, a un lado y al otro, perceptibles incluso con los párpados cerrados. Durante años, la ciencia pensó -por ese gesto- que solo había sueños en esta fase. Hoy se sabe que no es así.
La fase REM es el esperado momento en que el cerebro se desconecta de la lógica, regulada por la corteza prefrontal. Es aquí cuando pueden aparecer imágenes e ideas extravagantes, inconexas aparentemente, algo similar a las alucinaciones. El aumento de un neurotransmisor -la acetilcolina- ayuda a sentar las bases para resolver problemas y a la memoria a largo plazo.
Dalí rebuscaba en esta fase la inspiración y Borges no sería Borges sin ella. «El sueño REM tiene mucho que ver con la creatividad», valora la investigadora y presidenta de la SES. «El problema es que tendríamos que poder despertarnos en esta fase para recordarlo».
Para Carl Jung, es el momento en que los sueños abren la ventana del inconsciente y tienen una función compensatoria, haciendo que las experiencias conscientes e inconscientes se complementen. El profesor de Harvard Robert Stickgold defiende que el sueño en fase REM pone las experiencias en su contexto, las contrasta y la asocia con el resto de nuestro conocimiento. Los expertos creen que, al repasar esos sucesos, es cuando los conectamos con otros eventos pasados y con lo vivido en esos momentos. Se activan así conexiones emocionales. Además, esa activación de manera repetida de grupos neuronales fortalece sus conexiones y mejora el aprendizaje. Integramos mejor lo que hemos vivido y lo que hemos sentido. Nada menos.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.