Las clases medias se estancan

Siete de cada diez vascos tributan por rentas inferiores a 30.000 euros. Y un total de 260.000 vascos no llegan a 12.000, a pesar de la mejora de los sueldos más bajos experimentada en los últimos ejercicios. En el otro extremo, los contribuyentes con ingresos medios y altos suben ocho puntos hasta representar a tres de cada diez ciudadanos. De ellos, hay 276.678 que declaran rentas de 30.000 a 60.000 euros. Por encima de 90.000, hay casi 23.000 declaraciones.

Las extraordinarias cifras macro no pueden solapar los datos que describen una vida cotidiana con seguramente más apreturas de las imaginables. La buena marcha de Euskadi se ha consolidado por encima del millón de afiliados en mayo y un desempleo que ha vuelto a caer por octavo mes consecutivo, en línea con la tendencia del conjunto de España. Pero el nivel de ingresos más frecuente en nuestra comunidad es de 17.892 euros, apenas un 6% más que en 2016. Números que pueden explicar las penurias de miles de vascos para acceder a la vivienda.

La estacionalidad de las cifras revela hasta qué punto el trabajo depende del turismo y el sector de los servicios, características que se convierten en una afortunada oportunidad de crecimiento pero que, a la vez, revelan fuertes límites del mercado laboral. El récord de 1.030.000 cotizantes registrado el mes pasado se sustenta en el tirón de la hostelería, cuyos sueldos suelen ser mucho más contenidos que los de la industria y que emplea a un número muy importante de trabajadores jóvenes y de origen extranjero. El empleo, su estabilidad real y la remuneración del trabajo son factores que deben brillar entre los datos de la economía vasca para garantizar un desarrollo equilibrado que frene el riesgo de la desigualdad.