Tecnología que alimenta la salud

Según los datos de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental, la prevalencia de los trastornos alimentarios en jóvenes es de entre el 5,5% y el 17,9% en el caso de las mujeres y entre el 0,6% y el 2,4% en el de varones. Son estimaciones porque muchos de quienes los padecen no tienen un diagnóstico, pero lo que los especialistas sí tienen claro es que cada vez son más y, encima, más jóvenes. Preadolescentes, en muchas ocasiones. También saben que uno de estos trastornos, la anorexia, es la enfermedad mental con mayor tasa de mortalidad. Cuando entra en una casa, llega un auténtico calvario.

«Parte del problema es que no se puede hacer un seguimiento completo y a tiempo real de estos enfermos. Habría que controlarles las 24 horas del día los siete días de la semana, lo que salvo en los ingresos es imposible. Cuando se decide que tengan seguimiento ambulatorio, toda esa vigilancia en la práctica recae sobre las familias, que no tienen ni formación ni recursos para valorar algunas de las situaciones», lamenta el psicólogo clínico Boris Rodríguez, cofundador de Psifiacos, una 'startup' con sede en el BIC Araba que trabaja el desarrollo de una plataforma digital que pronto podría facilitar esta tarea.

«No pudimos arrancar hasta 2022, pero la idea inicial se nos ocurrió hace cinco años. El covid vino a empeorarlo todo, a acelerarlo, pero quienes trabajamos en el sector ya sabíamos que los problemas mentales están alcanzado niveles de pandemia -aunque ésta sea silenciosa- y que encima está afectando muy especialmente a nuestros adolescentes. Nosotros vimos además que seguíamos trabajando de espaldas a la innovación tecnológica, que en el mercado ya había dispositivos populares y fáciles de usar, como pulseras o relojes, que podían ayudar a realizar un seguimiento en remoto de algunos pacientes. Con ello se podía ayudar a los jóvenes y aliviar la carga de sus familias, pero también reducir los costes para el sistema público de salud evitando ingresos», explica.

Tanto él como su socia, la bioquímica Saira Rivas, decidieron empezar a explorar ese potencial de la tecnología aplicada al cuidado de la salud mental con los trastornos alimentarios, con los que ya tenían experiencia. De hecho, habían creado una 'app' que, frente a otras que proponían dietas, pretendía «enseñar a calcular nutrientes y no calorías». Sin embargo, esta vez, el enfoque es mucho más directo. Han desarrollado una plataforma digital que, a través del reloj inteligente del adolescente controla una serie de indicadores de su salud y que, en el mismo instante en que detecta que algo no va bien o se lo quitan, envía una alerta al móvil de los padres.

«A través de estos dispositivos podemos medir -u obtener información que nos permita inferir- indicadores como la frecuencia cardiaca, la temperatura, la actividad física, la hidratación o el oxígeno en sangre, por ejemplo. En la nube, gracias al análisis de datos y la inteligencia artificial, esa información se pueden integrar con toda la experiencia clínica. Así los doctores pueden tener un conocimiento más exacto de los riesgos a los que se enfrenta en cada momento un paciente concreto, pero creemos que sobre todo y ya en una primera instancia puede dar una cierta tranquilidad a los padres, que también tienen que dormir», asegura el experto aludiendo a algunas de las argucias que estos jóvenes suelen emplear para saltarse la supervisión de sus mayores.

La 'startup', que ha podido desarrollar las pruebas de concepto de su plataforma y la puesta a punto del producto mínimo viable gracias a un acuerdo con Samsung para acceder a sus sensores de salud- está a la espera obtener la licencia de producto clínico. «De hecho ya tenemos un par de farmacéuticas y aseguradoras que nos han mostrado su interés en trabajar con nosotros en cuando lo obtengamos y sea posible salir al mercado», explica Boris Rodríguez, quien el día 26 de junio será uno de los quince emprendedores que presentará su proyecto en Araba Venture, el foro empresarial abierto al público que impulsan EL CORREO, la Diputación de Álava, el Departamento de Industria, Transición Energética y Sostenibilidad del Gobierno vasco y Fundación Vital para generar oportunidades de negocio al ecosistema emprendedor del territorio histórico.

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