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La Agencia Vasca del Agua (URA) ha acometido a lo largo de los dos últimos años un «proceso de restauración» de la ribera del Zadorra ... en la Zona de Especial Conservación del río, en su transcurso por localizaciones como Nanclares de la Oca y Víllodas (Añana), Manzanos (Ribera Baja) o Leciñana de Oca (Ribera Alta). En ese espacio de 8,5 hectáreas, ha procedido a la eliminación de miles de chopos que ocupaban las márgenes fluviales del gran río alavés. Y, en contrapartida a esta tala masiva de esta familia arbórea que se destina a la venta al sector maderero, ha llegado a un acuerdo con las entidades locales propietarias de los terrenos para la plantación en dichos espacios de especies autóctonas de ribera, con 10.000 nuevas plantas entre árboles y arbustos. Una regeneración del entorno del Zadorra que, cuando todos estos nuevos árboles se desarrollen, fomentará el desarrollo de la flora y fauna en esos espacios naturales.
Esta actuación por parte del organismo dependiente del Gobierno vasco, encargado del cuidado de los ríos, y que se ejecuta de la mano de la Diputación y de los ayuntamientos y juntas administrativas propietarias de los terrenos, es habitual en el entorno de los cauces alaveses en los últimos años. Se pretende lograr «la mejora ambiental de los ecosistemas fluviales». En el caso de esta última que se ha desarrollado en el Zadorra, la inversión ha ascendido a los 132.000 euros y ha contado con financiación del Fondo Europeo de Desarrollo Regional, FEDER 2021-2027.
10.000 Nuevas plantas
Plantas autóctonas se han sembrado en el entorno del Zadorra en el que la Agencia Vasca del Agua ha procedido a la tala masiva de chopos en las localidades de Nanclares de la Oca, Víllodas, Manzanos y Leciñana de la Oca.
132.000 Euros
Inversión ha requerido todo este proceso de regeneración, que ha contado con financiación del Fondo Europeo de Desarrollo Regional, FEDER 2021-2027.
Las franjas de árboles y arbustos ubicados en las márgenes de los ríos constituyen un ecosistema, refugio y hábitat de una amplia biodiversidad de fauna y flora. Además, ayudan a frenar las erosiones de los taludes y sombrean el cauce, lo que evita el crecimiento de la vegetación en el lecho del río, y refresca y oxigena el agua para las especies acuáticas. Sin embargo, estos ecosistemas han sido «dañados» en muchos tramos de ríos del territorio debido a malas prácticas agrarias o silvícolas como la plantación de choperas, eliminando previamente el bosque de ribera existente.
La eliminación de los chopos se trata de «un proceso habitual», pues estas plantaciones no son bosques naturales sino monocultivos forestales que impiden el correcto desarrollo del bosque autóctono de ribera, donde destacan los olmos, alisos, fresnos o álamos. No es una especie directamente dañina, pero su plantación masiva ha provocado la desaparición de árboles propios de los entornos fluviales.
En muchas ocasiones, estos cultivos se han ubicado sobre el propio dominio público hidráulico, modificando el transcurso de los ríos a su paso por esas zonas. Además, por su altura, muchas veces caen en los cauces y provocan problemas en el transcurso de las corrientes y pueden llegar a provocar desbordamientos cuando los caudales se incrementan por las lluvias.
El chopo es una especie de crecimiento rápido y puede alcanzar grandes tallas (de 10 a 30 metros), con ramas flexibles y una corteza lisa generalmente de colores blanquecinos con tonos más oscuros. A pesar de su rápido desarrollo, su madera es de buena calidad y se utiliza en la confección de muebles de baja densidad y tableros contrachapados. Por ello sus plantaciones se han extendido en el entorno de muchos ríos alaveses, ya que la venta de su madera supone una fuente de ingresos para las juntas administrativas y ayuntamientos, que, además de algunos particulares, son las principales propietarias de esos terrenos.
Una vez realizada la tala de los chopos para el aprovechamiento de su madera, URA ha acordado con las entidades locales propietarias de los terrenos en los que se ubicaban estas plantaciones el destoconado de las parcelas y la posterior plantación de vegetación autóctona de ribera para restaurar así importantes superficies del ecosistema fluvial local.
Entre otras actuaciones, se ha procedido a revegetar espacios colindantes a los cursos de agua, donde las especies locales eran escasas o insuficientes.
Además de las plantaciones se han realizado acúmulos de madera muerta con el objetivo de replicar el hábitat original del bosque de ribera, donde esta materia cumple una labor fundamental sirviendo de refugio y zona de alimentación para especies en peligro de extinción como el visón europeo.
Iruña de Oca ha sido uno de los municipios donde las actuaciones de Agencia del Agua han sido más importantes estos dos últimos años. Una medida que alaba su alcalde, Míchel Montes (PSE), porque considera que este cambio sustancial va a permitir recuperar las zonas de paseo en torno al río.
«El trabajo que está desarrollando URA con el cuidado de las riberas de los ríos es muy importante y nos va a permitir seguir paseando por el borde de los mismos como se hacía antes. En la zona de Iruña de Oca había zonas muy bonitas que se han ido recuperando y así vamos a conseguir que el Zadorra tenga vida otra vez y para los paseantes sea un recorrido espectacular», explica Montes.
Desde el municipio, a la espera de que las nuevas plantaciones se vayan desarrollando, están en contacto con los responsables del organismo para acometer el «mantenimiento» de esas zonas durante los primeros años de vida de los nuevos árboles y arbustos para controlar la vegetación de nace de manera espontánea.
El anuncio de que se han talado miles de chopos puede resultar llamativo para el lector menos avezado en estas lides, que incluso puede entender esta medida como algo negativo contra el medio ambiente. Pero la realidad es justo la contraria, ya que la eliminación de estas plantaciones que se pusieron en marcha para posteriormente vender la madera viene acompañada de la reforestación con especies autóctonas y propias de las riberas de los ríos. Una decisión que potencia la flora y la fauna de esos espacios y que ayuda a la recuperación de los entornos fluviales.
«En un primer momento puede llamar la atención que se talen tantos árboles, pero la realidad es que se trata de actuaciones muy positivas. Se están eliminando plantaciones forestales monocultivo que no tienen apenas valor ecológico para renaturalizar esas zonas con árboles propios de las riberas de los ríos y que aportan mucha diversidad», señala Andrés Illana, de Ekologistak Martxan.
Para grupos como este que vigilan la conservación y recuperación del medio ambiente, este tipo de noticias «son muy buenas» e Illana hace un llamamiento a URA «para que use la pedagogía» con el fin de detallar estas actuaciones que en primera instancia pueden causar perplejidad:«Hay que explicar bien lo que se hace, por qué y los beneficios que produce».
Las plantaciones de chopos se han generalizado en el entorno de los cauces alaveses por su crecimiento rápido, el rendimiento económico que se le saca a su madera y lo bien que se adaptan a ese entorno. Lo mismo que ocurre con los pinos en las zonas de monte. «Son árboles que se adaptan bien, pero aportan muy poco y su extensión ha provocado que desaparezcan álamos, alisos, olmos o sauces», remarca.
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